Las entradas son la parte difícil, y en cambio aguantar una tendencia sería lo fácil. Pero en la práctica solemos sentir lo contrario por nuestra temeridad al entrar y nuestra impaciencia al mantener.
Hemos de pensar que: Si tienes una tendencia, tienes un tesoro. Aguanta la posición mientras no tengas razón objetiva para vender.